miércoles, 17 de agosto de 2011

¿Transexuales o niños abandonados?

¿Cómo funciona la cocina del poder en el progresismo argentino? ¿Cómo se marcan las prioridades de la agenda política o parlamentaria para ayudar a los más necesitados?

Así, por ejemplo: La presidenta de la Comisión de Legislación General de la Cámara de Diputados, Vilma Ibarra, impulsa  el proyecto de Ley de Identidad de Género y posterga deliberadamente sin fecha el tratamiento de los proyectos de Ley de Adopción. Según la Diputada Ibarra la ley que impulsa es "una deuda con la comunidad trans, una de las más vulneradas de nuestra sociedad".

Evidentemente piensa que los niños a la espera de adopción y las familias a la espera de adoptar no son una prioridad entre las personas vulnerables, a pesar de que:
1) Los niños, por el solo hecho de serlo, son más vulnerables que un adulto.
2) La mejora en la adopción impactaría en un número muchísimo mayor de personas que la ley de Identidad de Genero: varias miles de niños y los integrantes de las familias receptoras.
3) Se trata de un reclamo histórico que tendría un impacto positivo en toda la sociedad: familias ampliadas de los padres y hermanos receptores, escuelas y otras personas e instituciones.

Varios miles de niños desamparados y a la espera de poder encontrarse con otros miles de padres que desean brindarles amor, protección y educación son postergados deliberadamente en pos de causas simbólicas prácticamente abstractas, que tienen nulo impacto real en el bien común y sólo sirven para ganar puntos en el mundo del sin-sentido políticamente correcto que todos nosotros dejamos crecer y desarrollarse.

¿Esta es la agenda del progresismo que debería preocuparse de las personas más débiles de la sociedad? La definición de la agenda política dice mucho sobre el verdadero sentir de muchos que se dicen progresistas, pero están más preocupados desde hace muchos años en causas simbólicas, que impactan en segmentos absolutamente minoritarios de la población, que en atender a las enormes masas de desamparados, pobres y sufrientes. Falta corazón y compromiso con la dignidad de millones de argentinos necesitados.

Es mucho más difícil encontrarse con el otro sufriente y tenderle una mano. Eso compromete el corazón y no sólo la razón. Quizá por eso en el Parlamento argentino se priorizan tantas veces este tipo de leyes y no la forma de proteger a niños y ancianos, ampliar el acceso a la vivienda, priorizar el acceso al agua potable, amplificar las políticas de prevención de salud, asistir y ayudar a la madre embarazada y pobre, asegurar el acceso a alimentos saludables y proteger a los más vulnerables de la contaminación ambiental.

Desde hace mucho tiempo los pensadores alertan sobre esta claudicación de las izquierdas en el mundo, que abandonaron las causas concretas para dedicarse a las causas abstractas o simbólicas. Es trágico. Si así se comporta la izquierda -que si impulsara auténticas leyes progresistas para ayudar a los más vulnerables encontraría apoyo en muchos otros segmentos democráticos, en instituciones de la sociedad civil, religiones y otros actores políticos- qué se podrá esperar de la derecha.